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Construyendo puentes hacia la igualdad

Foto del escritor: Círculo de Derechos Humanos - UNMSMCírculo de Derechos Humanos - UNMSM

Construyendo puentes hacia la igualdad: un análisis del día de la eliminación de la violencia contra la mujer


Milagros Ponseca.


La lucha hacia la erradicación de la violencia contra la mujer ha sido y continúa siendo uno de los más grandes retos a concretar tanto para los Estados y organismos internacionales como para aquellos que, desde el aspecto individual y colectivo, suman esfuerzos con el objetivo de hacer frente a esta problemática. Desde hace muchos años atrás, la violencia efectuada hacia la población femenina, se ha acentuado como uno de los males sociales más preocupantes y de amplia gravedad. Ello debido a que sus efectos alcanzan una gran extensión desembocando en mayores desigualdades y situaciones críticas. Si bien es cierto, en el presente, es posible apreciar cierta mejora en cuanto al deber de proporcionar un ambiente libre de violencia como producto de la aplicación de una serie de medidas encaminadas a dicho fin. No obstante, brindar y disfrutar de un entorno plenamente sano y seguro continúa presentando barreras por derribar, para lo cual se destacan aspectos esenciales a tomar en cuenta, tales como la actividad de estatal, la concientización y la difusión con apoyo de los medios de comunicación, que, en suma, contribuyen a contrarrestar la mencionada violencia contra la mujer.


Un poco sobre el contexto histórico


Este pasado 25 de noviembre, se conmemoró, a nivel internacional, uno de los días en que se recuerda la suma de todo aquel trabajo encaminado hacia combatir la violencia contra la mujer y, asimismo, en que se busca educar y concientizar sobre esta problemática visibilizando lo preocupante del hecho. En ese aspecto, es que, desde el año 2000, a partir de la resolución dispuesta por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (en adelante ONU), se ha designado, formalmente, a esta fecha como el día conmemorativo para la lucha por la violencia basada en el género, tal como lo describe la ONU [1]. Sus orígenes se remontan en un fatídico hecho que, como muchos otros casos, representa la opresión y tormento que sufren y han sufrido muchas mujeres. Las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, oriundas de República Dominicana, fueron asesinadas de una manera cruel e inhumana durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo mientras mostraban oposición al señalado gobierno autoritario. A raíz de ello, a formar de honrar sus memorias, en 1981, es que surge el denominado primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe con cede en Bogotá, Colombia. En esta gran contienda, se manifiesta el enfrentamiento entre militares y activistas, siendo estos últimos los que protestaron en favor de la defensa de los derechos de la mujer en respuesta a la violencia de género manifestada [2].

¿Qué se entiende por violencia contra la mujer y cuáles son los índices sobre esta?


Como el anterior, existen muchos casos de violencia hacia la mujer con catastróficos desenlaces. Lamentablemente, a diferencia de las hermanas Mirabal, muchos de ellos han quedado impunes. Es un hecho que la violencia contra la mujer ha sido fundada durante varios años a lo largo de la historia, pero qué se entiende por violencia contra la mujer. Las Naciones Unidas afirman que es toda aquella violencia de género, ya sea física, sexual o psicológica, que recae sobre la mujer. Este tipo de actos, puede verse inmerso en un conjunto de amenazas como la coacción o privación arbitraria de libertad [3]. De igual forma, la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer comparte tal definición remarcando que es aquel acto de violencia basado en el sexo femenino, pudiendo producirse en la familia, dentro de la comunidad en general o perpetrada o tolerada por el Estado [4]. Y, en la misma línea, el Tribunal Constitucional colombiano, en la Sentencia T-967/14, indica que la violencia contra la mujer se encuentra íntimamente relacionada al aspecto social, económico, cultural, religioso, histórico, étnico y político. Por lo que, afecta a un gran número de derechos humanos, ya sea incluyendo o no la vulneración a la dignidad humana, siendo producto de aquella relación de poder desproporcionada entre varones y mujeres [5].


Al día de hoy, de forma preocupante, pese a los grandes cambios y avances de los que puede jactarse la humanidad, ese ciclo vicioso de violencia sigue en actividad. Continúa siendo alarmante las cifras que arrojan como resultado el hecho de que muchas mujeres, a cada mes, semana, día y hora, sufren de violencia afectando el desarrollo de una vida digna y de calidad, así como el cierre de oportunidades y su existencia bajo estereotipos de género que la ponen en una condición de vulnerabilidad. Según la ONU Mujeres, alrededor de 736 millones de mujeres han sido víctimas de violencia física o sexual al menos una vez en su vida, de las cuales solo el 30% de ellas comprenden el rango de los 15 años a más. Esta cifra logra traducirse en que casi una de cada tres mujeres son afectadas por ello. Asimismo, indica la ONU Mujeres, esto es preocupante, pues dicho cuadro de violencia se extiende hacia otros aspectos negativos, siendo que aquellas mujeres que han experimentado violencia conllevan a desarrollar trastornos de ansiedad, depresión, infecciones y/o enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, por lo que, en esta población, las tasas respectivas a dichos ítems, son elevadas [6].


Del mismo modo, la ONU también sostiene que, en el 2019, una de cada cinco mujeres entre los rangos de veinte y veinticuatro años, sostuvo matrimonio antes de cumplir la mayoría de edad. Y, que, respecto a la labor de los Estados, en 178 países, existen barreras jurídicas que perjudican la plena participación económica de las mujeres, lo que conlleva como resultado que cerca de 2400 millones de mujeres no tengan los mismos derechos económicos que los varones [7]. De igual forma, la Organización Panamericana de Salud indica que, en América, solo el 25% de mujeres y niñas que han sufrido violencia, en algún momento de su vida, han reportado tal hecho, de los cuales el 12% fue realizado por niñas y mujeres mayores de 15 años por violencia de parte de una persona fuera de la pareja [8].


La lucha todavía continúa: acciones clave a tomar en cuenta


Es aplaudible lo que se ha conseguido en la actualidad en comparación a diez o veinte años atrás, e incluso más. Es reconocible que, a la fecha, en varios países del mundo, se ha conseguido empoderar mucho más a las mujeres, así como la suma, acogida y apoyo que ha tenido el objetivo de eliminar la violencia contra la mujer. Prueba irrefutable de ello es el mencionado “Día Internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer” que, tal como se explicó párrafos atrás, es el resultado de una suma de voces encaminadas a la defensa de los derechos y libertades de las mujeres. Así, se han establecido diversos medios focalizados en ello. Por ejemplo, a nivel internacional, está la Convención Americana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y el Comité para la Eliminación de la discriminación contra la mujer —solo por mencionar algunos—, instrumentos que han sido ratificados por gran parte de los Estados miembros. No obstante, sin afán de hacer demérito a los señalados avances, tal como se ha conseguido apreciar, los datos sobre la violencia contra la mujer siguen siendo preocupantes.


Así, pese a todo lo alcanzado, es necesario tener presente que ello no es completamente suficiente. La lucha sigue y los esfuerzos no deben cesar. Todavía existen niñas, adolescentes y mujeres adultas que a diario se enfrentan a cuadros de discriminación, peligros, abusos, en general, las diferentes manifestaciones de violencia que puede haber solo por el hecho de ser mujeres. El mundo en el que se encuentran, todavía, contiene estragos que conllevan a su afectación. Por tal motivo, es menester tener presente cuales son aquellos factores clave a promover para contribuir a la reducción e, incluso, a la erradicación de la violencia contra la mujer.


Desde un primer punto de vista, es indispensable, que los Estados, desde un nivel macro, continúen y amplíen la implementación de medidas adecuadas y efectivas para hacer frente a esta grave situación. A nivel nacional, proporcionar leyes capaces de confrontar tal hecho y que respondan a la propia realidad, evitando la malformación de una disimilitud entre la parte formal y la propia ejecución material, podría verse como una apropiada alternativa. Se hace hincapié en esto último, debido a que, comúnmente, las políticas estatales incurren en fracasos al alejarse del plano fáctico y concentrarse solo en el aspecto normativo cuya aplicación, en determinados contextos, resulta, en gran proporción, idealizada.


En ese sentido, esas leyes deben estar encaminadas a brindar apoyo y protección a las víctimas, pues, en primer grado, son las que se encuentran mucho más afectadas. Y, en el mismo aspecto, deben asegurar que este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir, con lo que se lograría proteger a todas las mujeres se encuentran expuestas a ser víctimas de violencia. De igual forma, será necesario crear —o, en todo caso, reforzar los ya existentes— programas de apoyo que respalden aquellas medidas legislativas, siendo que estos servicios deben contar con un fácil, amplio y seguro acceso. Es, justamente, ello lo que conlleva al siguiente punto que compete a la necesidad de contar con profesionales adecuadamente capacitados para abordar casos de violencia de género.


El sistema de justicia, del mismo modo, representa una pieza fundamental para la lucha contra la violencia hacia las mujeres. El que una mujer violentada conozca los medios para acceder a este, sepa qué acciones tomar y tenga la oportunidad de ser escuchada y que se le brinde justicia constituye uno de los avances más significativos. Por ende, este debe estar encaminado a ello y centralizarse en este tipo de caso —claro está, sin dejar de lado las demás controversias que puedan presentarse en una determinada sociedad—. En ese sentido, se deben respetar todos los medios legales para su efectivo derecho de justicia. Para ello, es esencial que quienes son reconocidos como los encargados de dicha labor no se encuentren inmersos en estereotipos de género o algún sesgos de similar índole ni ejerzan algún tipo de discriminación que provoque un fallo diferenciado alejado de una conducta imparcial y del fin que es sanciona la violencia contra la mujer.


Por su parte, la educación se constituye como otro aspecto clave, pues, sin lugar a dudas, es el portal con el cual se contribuye a erradicar la violencia, así como con el que se fomenta el empoderamiento femenino, se hace frente a las desigualdades y se logra erradicar estereotipos. Así, la educación no solo es aquel aspecto teórico con el que se forma en una determinada materia a los niños, niñas y adolescentes —e incluso adultos, en casos particulares—, sino que va más allá. Con ella, la población más afectada por la denominada violencia de género, o, aclarando, la violencia contra la mujer, posee y administra muchas más armas que la ayudan a contrarrestar la situación a la que se encuentran obligadas a enfrentar.


La educación en las mujeres provoca que estas posean un mayor acceso a un trabajo digno, disminuyendo la desigualdad con su congénere en ese marco. De igual forma, promueve mayores oportunidades en el mundo laboral y su realización como profesional, lo que conlleva a disminuir, en cierta medida, la disparidad salarial —no completamente, pues existen industrias en las que se presenta una marcada diferencia solo en el aspecto de género, sin tomar en cuenta el profesionalismo o capacidad de la persona—. Así, también, ayuda a contrarrestas una de las situaciones de violencia a la que más se encuentran expuestas las niñas y adolescentes que es el matrimonio infantil o matrimonio precoz. En ciertas partes del mundo, a muchas niñas se les arrebata su infancia y etapas de crecimiento condenándolas a llevar una vida de adulto para las que no están preparadas, como ser madres a temprana edad, por ejemplo. Los Estados y las familias que apuestan por la educación de las niñas y adolescentes, en particular, apoyan a que estas tengan un panorama más amplio de lo que pueden realizar, lo que se puede traducir en sueños y metas, ausentes de violencia, que puedan cumplir. De esa forma, con la educación, son más libres, fuertes y empoderadas, así como capacitadas con la valentía de hacer que su voz sea escuchada.


En segunda instancia, desde un nivel mucho más social, es trascendentalmente importante fomentar la conciencia pública sobre la violencia contra la mujer, pues una población indiferente está condenada a proveer los mismos resultados. Así, tanto la conmemoración del 25 de noviembre como las medias estatales nacionales, internacionales, las acciones de diversos organismos y la labor de cada ciudadano, deben contener por finalidad aportar sobre ello. La conciencia pública compete el conocer e interesarse por esta lucha, por sus fines, objetivos y motivación detrás. El respetar y hacer de uno mismo esta causa conlleva a una cercana identificación sobre lo que constituye verdaderamente esta problemática y, en consecuencia, fomenta a grandes rasgos la participación. Lo anterior, con base en que si uno cree que todo “está yendo bien” quedará convencido de que no hay nada que deba arreglar o mejorar. Sin embargo, si se es consciente de lo que sucede a su entorno o alrededor suyo e identifica que “algo anda mal”, pues, evidentemente, buscará la manera de solucionarlo. Lo mismo sucede con la violencia contra las mujeres, si se logra que más personas o la población en general lo identifiquen como un riesgo, es muy probable que busquen medios para contrarrestar ello.


Así, para concretizar la formación de leyes y medidas encaminadas a los fines ya mencionados, para los programas de apoyo a las mujeres que sufren o han sufrido violencia e incluso para el fomento al acceso a la educación como aspecto clave para luchar contra la violencia, será necesario la concientización. En ese aspecto, es que la conciencia pública se asocia enormemente con la prevención de la violencia de género, la misma que es extendida como un fundamento predecesor al daño que puede producir la violencia y evitar que este tipo de situaciones se vuelvan a repetir con tanta frecuencia. En ese sentido, si no se presta la atención debida a la concientización social sobre la violencia contra la mujer como una verdadera problemática, se estará cada vez más lejos de la meta y este tipo de daño contra la mujer continuará siendo aquel mal social que se expanda cada vez más con el pasar del tiempo.


Como tercer punto, no se puede ser ajeno a la realidad actual, por lo que se debe tener muy presente que el mundo de hoy se encuentra invadido por la tecnología y los avances científicos. Así, en una era globalizada, los medios de comunicación adoptan distintas formas, lo que conlleva a una mayor difusión y alcance respecto a lo que se intenta comunicar. Por ejemplo, con el internet y las redes sociales, para que un mensaje pueda ser transmitido a una comunidad de personas, es solo cuestión de segundos. Sin duda, ello puede ser traducido como un arma de doble filo, ya que si el mensaje conlleva a un contenido negativo, ello podría estimular la postura o posición de muchas más personas respecto al tema. Por ende, a nivel de la violencia contra la mujer y la disparidad de género, se debe tener presente que estos influyen indiscriminadamente en la percepción y, lo que se espera, la prevención de este tópico.


En ese aspecto, si estas plataformas son usadas de manera inteligente, se logrará contribuir mucho más al cese de este mal social. De hecho, hoy en día, muchas organizaciones sociales dedicadas a la defensa y promoción de los derechos humanos con especial atención en las poblaciones más vulnerables promueven la concientización y el conocimiento de estas realidades por medio de sus redes sociales. Tal acto, en realidad, está trayendo grandes resultados, pues el pueblo alcanzado se vuelve cada vez más grande. Por ejemplo, para la conmemoración de este 25 de noviembre, se ha efectuado tal actividad, con lo que se ha conseguido no pasar por desapercibido ello y que la información llegue a muchas más personas. Además, es importante tener presente que tal ventaja no solo puede ser conseguida por dichas organizaciones, sino también por cada uno de manera individual, siendo la manera más práctica y cercana para poder contribuir eficientemente al apoyo de esta lucha.


Conclusión


En suma, la violencia contra la mujer es un problema real y presente. Si bien es cierto, a lo largo de estos años, se han logrado materializar distintos mecanismos; no obstante, sigue entendiéndose como uno de los males sociales más graves. Por ello, lograr erradicar la violencia contra la mujer no solo significa concretar una meta más o disminuir uno de los tantos problemas sociales, sino que va mucho más allá. Es brindarle la oportunidad de forjarse como persona y ciudadana, vivir una vida sin miedo o temor ni enfrentarse a un conjunto de opresiones. Con la conmemoración del 25 de noviembre es que se logra difundir tal mensaje, protestar por los derechos de las mujeres y hacer que casos como el de las hermanas Mirabal no se configuren como un simple suceso más, sino que contribuyan a esta gran lucha que es la erradicación de la violencia contra la mujer.


 
  1. Naciones Unidas. https://www.un.org/es/observances/ending-violence-against-women-day/background

  2. CNDH México. Defendemos al pueblo. https://www.cndh.org.mx/noticia/asesinato-de-las-hermanas-patria-minerva-y-maria-teresa-mirabal-cuando-las-activistas

  3. Organización Panamericana de la Salud. https://www.paho.org/es/temas/violencia-contra-mujer

  4. La resolución 48/104 de la Asamblea General “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer” A/RES/48/104 (20 Diciembre 1993), disponible en: https://www.refworld.org.es/docid/50ac921e2.html

  5. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-967/14. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2014/t-967-14.htm

  6. ONU Mujeres. https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/facts-and-figures#:~:text=Se%20calcula%20que%2C%20en%20todo,no%20incluyen%20el%20acoso%20sexual.

  7. Naciones Unidas. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/gender-equality/

  8. Organización Panamericana de la Salud. https://www.paho.org/es/temas/violencia-contra-mujer

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